45 LORENZO PERICÁS FERRER [Alcoy, 1863 – Alicante, 1912]
El leñador 1907 Óleo sobre lienzo, 153 x 216 cm Firmado en ángulo inferior derecho: «L. Pericás».
En la zona inferior izquierda aparece la dedicatoria: «De! Orfeón de Alicante a su digno Presidente el Dr. D. Antonio Rico. Enero 17 – 1907».
Artista de resonancia casi exclusivamente local, la imagen que ofrece la pintura de Lorenzo Pericás parece ir en perfecta correspondencia con su trayectoria vital. Persona de carácter humilde, llevó una existencia monótona y un tanto desafortunada. Si nos referimos a su proceso formativo, el suceso más destacado fue su ingreso en 1885 en la Academia fundada en Alicante por Lorenzo Casanova. Su relación fue tan intensa que a la muerte del maestro, Pericás pasó a dirigir dicho centro. Su mayor éxito profesional lo consiguió en la exposición alicantina de 1894, en la que fue premiado junto con Heliodoro Guillén con una medalla de plata. Su repertorio temático no sufrió apenas modificaciones. Además de pintar obsesivamente cuadros de flores, género en el que fue un consumado maestro, se ocupó también de escenas de interiores de iglesias así como de la representación de tipos populares. Pericás nos ofrece en sus obras una visión sencilla de la realidad no exenta de un cierto lirismo. Interpretado dentro de los cánones del más estricto realismo, El lañador es un compendio de sus saberes y limitaciones. El lienzo ostenta la siguiente dedicatoria: «Del Orfeón de Alicante a su digno Presidente el Dr. D. Antonio Rico. Enero 17 – 1907».
Lo que aquí se nos muestra es una escena en que unos niños contemplan con una actitud mezcla de curiosidad y cansancio, los arreglos que un hombre mayor efectúa a un cacharro de arcilla. El asunto trivial, tratado con gran sencillez, está en consonancia con los personajes humildes que pueblan el cuadro. El objetivo de Pericás no pasa por plasmar la belleza de unos modelos, sino su propia realidad vital.
El esquema compositivo, resuelto en un formato horizontal, rechaza una ambientación exterior para ofrecernos una interior más intimista, con lo cual evita plantear una técnica que le hubiera obligado a aplicar una paleta mucho más luminosa y colorista. Ello, tal vez, explique ese predominio de los tonos ocres y tierras, un tanto desabridos y algo tristes, que resulta muy adecuado con el tema desarrollado.
COMENTARIO DE JOAQUIN SAEZ VIDAL
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Llevo un rato largo buscando algo de este estilo, mil gracias por tu artículo, me lo guardo a favoritos.